No uso ajo en la cocina, por alergias de mi marido y mi niño, y al final mi paladar no lo necesita. Pero adoro las gambas al ajillo que hace mi madre. Son las gambas al ajillo perfectas. Quedan tersas y con el punto de cocción justo y lo mejor es que no están cocidas ni empapadas en aceite.
En realidad y como se ve no son gambas, son langostinos y tiene sus trucos para que os queden perfectas que a continuación os cuento.
Ingredientes (para 2 personas)
- 18 Langostinos tigre N.º 4 (congelados y no pelados)
- 2 dientes de ajo
- 2 cayenas
- sal
- AOVE
El paso a paso
- Descongelamos y pelamos los langostinos y encendemos el horno donde meteremos las cazuelas de barro individuales en las que serviremos las gambas, para que estén calientes.
- Limpiamos bien los langostinos retirando bien la tripa para que no amargue.
- En una sartén de acero inoxidable o hierro ponemos un vaso de aceite. Dependiendo de la base de la sartén varía la cantidad de aceite, pues aunque no necesitamos que cubra los langostinos, si es importante que llegue hasta la mitad. Es también fundamental que los langostinos no se queden amontonados unos encima de otros, pero tienen que cubrir la base de la sartén o recipiente donde los hagamos. Por ello ajustemos el tamaño de la sartén a la cantidad de langostinos que hagamos.
- Cuando el aceite está caliente(no demasiado para que no queme el ajo, pero si lo suficiente para que lo fría no lo poche) echamos el ajo picado en láminas finas y la guindilla entera. Dejamos que el ajo se vaya tostando un poco, pero con cuidado de que no se quemen ni el aceite ni el ajo. Cuando el aceite está ya muy caliente, sin que se queme, pero es importante que esté muy caliente, echamos los langostinos bien escurridos de agua. Los vamos colocando con cuidado que no se queden amontonados. Los dejamos unos 5-7 minutos, con mucho cuidado le vamos dando la vuelta y los dejamos dos minutos más.
- Los pasamos cuidadosamente a las cazuelas de barro que tendremos calientes y le echamos el aceite y el ajo. Y ya los tenemos listos para degustar. Es muy importante que las cazuelas estén calientes, para que conserven más tiempo el calor de las gambas.
- Otra opción es hacerlos directamente en las cazuelas, pero esto, dependiendo del número de raciones que hagamos y el espacio, suele resultar más complicado para una casa.
Si no tenemos una sartén de hierro o acero, un truco para que la gamba nos quede tersa es pasarlos en la plancha previamente, pero solo unos segundos por cada lado. No obstante lo ideal y el truco está en que el aceite esté suficientemente caliente y los langostinos queden bien extendidos. No tienen que pocharse ni hacer chup chup ni quedar cubiertos de aceite. Lo suficiente para mojar pan.
Supongo que como en todas las recetas cada uno tiene su manera de hacerlas, y las mejores son siempre la que más os gusten.