Si buscas la receta de las rosquillas de anís que te recuerden a tu abuela, esta quizás sea tu receta. Las rosquillas son un dulce típico de carnaval, pero podemos hacer las rosquillas durante todo el año porque son fáciles y triunfan siempre. Esta es la primera vez que hago esta receta, me la dio la madre de una amiga y son las rosquillas que recuerdo de mi infancia con mucho cariño y nostalgia. No me han salido tan buenas como esperaba, ya que la destreza manual es fundamental, además, las cosas que uno mismo hace nunca gustan tanto como las que hacen los demás.
La receta original, tal como me la dieron, estaba en “cucharadas, pizca y harina, la que admita” y yo la he convertido a gramos, para poder hacerla exactamente igual la próxima vez y no llevarme sorpresas. Al final, son estas pequeñas cosas las que determinan el sabor final, ya que siempre es mucho más intenso.
Los ingredientes para hacer rosquillas de anís
- 3 huevos
- 200 g de azúcar
- Ralladura y zumo de 1 limón
- 120 ml de anisette Marie Brizard
- 1 sobre polvos de hornear (tipo Royal)
- 2.5 ml sal
- 700 g harina de fuerza
- 75 g de mantequilla fundida(no muy caliente)
- 30 g de grasa o manteca de cerdo (si tenéis casera mejor)
Elaboración de las rosquillas de anís de las abuelas paso a paso
Primero tamizamos la harina con la sal y la levadura y la ponemos en el bol, y a continuación echamos el resto de ingredientes. Amasamos unos 10 minutos, hasta que la masa se separe de los bordes. La dejamos reposar en el bol a temperatura ambiente y tapada (para que no haga costra) un par de horas. Después del reposo, empezamos a formar las rosquillas con las manos y con el tamaño deseado. Las vamos colocando en la mesa de trabajo y una vez que las tenemos todas listas, calentamos el aceite en una sartén amplia.
Cuando el aceite esté caliente, pero sin humear, vamos echando rosquillas poco a poco y sin poner muchas a la vez, para evitar que se enfríe el aceite. Les vamos dando la vuelta y cuando estén doradas por ambas partes las retiramos para un plato forrado con papel para retirar el exceso de aceite. Repetimos el proceso hasta que estén todas fritas. Una vez las tenemos listas, las pasamos a otra fuente y las espolvoreamos con azúcar glasé o granulado y las degustamos. Se conservan varios días en un recipiente hermético.